Actividades humanas como el comercio internacional y el calentamiento global causado por el cambio climático están propiciando y favoreciendo la entrada y dispersión de especies invasoras en España. Un ejemplo de ello es Vespa velutina nigrithorax o avispón asiático de patas amarillas.

Vespa velutina nigrithorax o avispón asiático de patas amarillas fotografiado durante el otoño, en Elviria, Marbella.

Insecto volador procedente de Asia que fue detectado por primera vez en Europa en el departamento de Lot-et-Garonne en Francia, en el año 2005 y desde ahí se expandió llegando al norte de España, País Vasco y Navarra en 2010. Esta especie, una vez se establece en un territorio, crece de forma exponencial. Un ejemplo de ello es el caso de Galicia, territorio que por sus valles húmedos supone un hábitat idóneo para esta especie. En esta comunidad autónoma se ha pasado de unas decenas de avistamientos, a cientos y después a miles de ellos. Sólo en Pontevedra las notificaciones han crecido de 27.500 en 2022 a más de 43.000 en 2023, un incremento en sólo un año del 56 %.

Mapa del área de distribución en expansión del avispón procedente de Asia, que se introdujo y expandió rápidamente por Francia a partir de 2006. Fuente: https://mapadeavispas.com

Este avispón es altamente depredador de la cabaña apícola especialmente al final del verano, cuando los nidos están más desarrollados y la necesidad de proteína para la cría es alta. Pero no es éste el único sector afectado, sino que también afecta a la viticultura, la fruticultura por la mordedura de la fruta y a la silvicultura al tratarse de una especie muy defensiva que ataca en las proximidades de sus nidos siendo motivo de numerosas urgencias médicas en zonas con una alta presencia de nidos.

Tras más de una década de presencia en nuestro país se estima que la depredación por avispones puede ser responsable de la desaparición del 65 % de las abejas, especie indispensable para la polinización de cultivos.

Sólo en la Junta de Galicia la eliminación de nidos conlleva un coste anual de entre 2 y 3 millones de euros, más de la mitad de las salidas de bomberos se dedica ya sólo a la eliminación de nidos. Pero lo más preocupante es su impacto sanitario, siendo más del 7 0% de las asistencias en urgencias por reacción alérgica las provocadas por picaduras de Vespa velutina.

En el Sur de España, especialmente en las provincias de Cádiz y Málaga, pero también recientemente avistada en Jaén, se han establecido desde 2018 otros dos avispones alóctonos: el avispón oriental (Vespa orientalis) y el avispón bicolor (Vespa bicolor).

Vespa bicolor avistada en Benalmádena, provincia de Málaga. Fuente: https://mapadeavispas.com

El primero, el avispón oriental, es igualmente depredador de abejas. Pueden observarse depredando en gran número alrededor de las colmenas en vuelos de caza. Las abejas, ante un depredador permanecen en el interior de la colmena, prácticamente no salen ni a por agua, tan necesaria en la época de verano. El efecto de esta depredación es un colapso de las colmenas menos pobladas y una severa improductividad en las más grandes, provocando graves perjuicios económicos en la apicultura

De la misma forma provocan daños en cultivos frutícolas por mordedura de los frutos que pierden su valor comercial, y de las partes leñosas para obtener la celulosa de sus nidos haciendo que la planta se seque.

Igualmente, su picadura es muy dolorosa y, como otros avispones, tiene un carácter defensivo en la proximidad de sus nidos que pueden localizarse tanto en árboles huecos como cavidades en paredes o en agujeros en el suelo. El hecho de que muchos nidos estén enterrados en el suelo los hace muy peligrosos para caminantes o trabajadores del campo que, en un descuido, pueden acercarse o pisar la entrada provocando una respuesta defensiva del insecto. 

Vespa velutina, por su parte, no ha frenado su avance en el norte de la península, se estima que cada año progresa alrededor de 100 km a través de valles profundos y existen mapas que predicen su distribución en toda la península Ibérica.

Avispón asiático atacando una colmena de abejas. Fuente: http://www.campogalego.es

El ejemplo de los avispones invasores es tan sólo uno más de especies animales no autóctonas que se establecen en un territorio causando graves perjuicios para la salud y pérdidas económicas en ganadería y agricultura. Una especie y consecuencias en varios ámbitos y actividades productivas. La visión “One Health” defiende precisamente este enfoque global de la salud, porque como se ha descrito, estas especies importadas por el hombre no provocan sólo la muerte de las abejas, sino que sus efectos se sienten a muchos niveles. Los apicultores simplemente son los primeros en sufrirlo y en comunicarlo; pero vemos que conforme estas especies se instalan en un territorio, en su progresión, acaban provocando un daño social y económico notable.

El ejemplo del área cantábrica y Vespa velutina, y cómo se ha establecido de forma que parece irreversible, sin depredadores naturales y capaz de instalar nidos tanto en zonas boscosas como en edificios, debe poner en preaviso a la sociedad. Es necesario ordenar una serie de medidas para su control, dado que a la prevención hemos llegado demasiado tarde, sí es urgente un plan de seguimiento, con una autoridad que reciba y filtre los avistamientos, y ponga en marcha protocolos de captura de reinas o neutralización de nidos, lo que corresponda en cada época del año. A día de hoy, en Andalucía no existe una entidad asignada para este menester mientras que el número de nidos crece cada año y el territorio a vigilar es cada vez más extenso.

Las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG) apícolas son, a nuestro entender, uno de los mejores puntos para la recepción de la información puesto que los apicultores tan pronto detectan un avispón distinto lo comunican enseguida. En contacto con las ADSG están las OCAs, quienes pueden elevar la alerta a la Delegación Territorial con capacidad para orquestar la búsqueda y destrucción de un modo eficaz.

Los apicultores son cuidadores de abejas, no expertos en destrucción de nidos. Las trampas que se utilizan en algunos lugares no son específicas para avispones, tan sólo un 3-5 % de lo que se captura en esas trampas son velutinas y el resto son otros insectos que no deberíamos estar capturando. Por tanto, las actuaciones de control deben ser llevadas a cabo con equipos correctos y métodos seguros que no supongan un riesgo para operarios ni para otras formas de vida silvestre.

Juan Molina Santiago – Veterinario ADSG apícola – ICOV 291070

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