Antonio Arenas, nuevo Académico de la RACVAO

El pasado 22 de de diciembre a las 19:30 horas, el Colegio de Veterinarios de Jaén volvió a acoger un acto organizado por la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental, esta vez para recibir como Académico Correspondiente al Prof. Dr. Antonio Arenas Casas, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba y presidente
del Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba.
Su discurso de ingreso, titulado “Toros, caza y ética veterinaria”, fue contestado por Diego Santiago Laguna, Académico de Honor y catedrático honorífico de la Universidad de Córdoba.
El nuevo académico inició su discurso hablando de cómo el hombre en su evolución se convierte en cazador para adaptarse a las nuevas condiciones derivadas del cambio climático, así
como de los orígenes ancestrales de la atracción que el ser humano siente por el toro, al que ya los antiguos consideraban un animal fantástico y taumatúrgico. Continuó planteando cuestiones relativas a la ética asociada a la caza y los toros, ligadas entre sí desde un punto de vista ético por terminar ambas en la muerte violenta de un animal. Distinguió entre las razones objetivas y subjetivas que pueden justificar o bien denostar ambas actividades, para después comentar dos aspectos clave en la relación del veterinario con los toros y la caza: el deontológico (del veterinario como profesional) y el moral (del veterinario como persona que es). En el primer caso, la actividad profesional del veterinario se debe éticamente a lo que la sociedad demanda, esto es, el control legislativo y sanitario de los espectáculos taurinos y de la actividad cinegética. El segundo caso es algo más complicado, ya que el veterinario debe conjugar aquí su moral particular y la ética profesional.
Desde su punto de vista, en ambas actividades se respeta el Código Deontológico de la Organización Colegial Veterinaria Española en cuyo punto 5º especifica como pilar de la profesión “la salvaguarda de la vida, la salud, la dignidad y el bienestar animal”. La dignidad, afirma Antonio Casas, implica que el animal merece una vida de calidad y una muerte digna, y considera que, tanto el ganado de lidia como las especies de caza, mantienen una vida de gran calidad y que es más digna la muerte de un toro bravo que pelea por defender su vida que tristemente apuntillado en un matadero. No obstante, a otras personas puede resultarles abominable la muerte del toro en la plaza. En este sentido, recordó el pensamiento del filósofo Francis Wolff, “Sólo hay un argumento contra las corridas de toros y no es verdaderamente un argumento. Se llama sensibilidad. Pero la sensibilidad de unos no puede bastar para condenar la sensibilidad de otros”.